La obra se articula en dos procesos, el primero parte de convocar a personas de comunidades tarahumaras de Chihuahua, México que actualmente viven en pobreza extrema y han sido afectadas por la crisis alimentaria más atroz que ha azotado a esta comunidad en muchos años a donar su cabello, el cual contiene el registro biológico de su condición de salud actual. Esto, con el fin de crear un diamante artificial, realizado bajo un procedimiento de extracción de moléculas de carbono presentes en el cabello humano.

El diamante representa entonces la documentación del proceso de recolección de cabello por parte de los donantes y los resultados del proceso de fabricación del mismo, que se presentarán en exhibición.

El proyecto intenta recrear la existencia de un elemento natural por medio de un procedimiento artificial, buscando a través de la eliminación de su valor de cambio e interés comercial acentuar la importancia y comprensión de sus cualidades simbólicas. De esta manera, el resultado final obliga a la reflexión y se fundamenta en la comparación de su relevancia a nivel existencial; poniendo en evidencia las diferencias entre dos grupos sociales cercanos pero dispares.

La obra constituye un homenaje-recordatorio disfrazado de un objeto de deseo común, objeto, que a lo largo de la historia ha representado la causa de las expresiones mas crudas de deshumanización con un fin último basado en conceptos testarudos de belleza y de poder.

Crear un objeto que representa una de las más refinadas definiciones de belleza, así como una representación integral de poder económico, utilizando partes donadas de personas vivas en condiciones precarias, sacudidas por la marginación y la desigualdad social pero que irónicamente conforman un grupo que protege parte importante del legado cultural del país.